Su perfume
permanecía en mí cada mañana
recordando ese
beso de despedida matutina,
ella cerraba
suavemente la puerta, salía…
y yo con tanta
seguridad en mi cama dormía;
sabía que al
final de cada tarde ella volvería.
Sus largos
cabellos ondulados mis manos entrelazaban
sintiendo ese
fuerte abrazo, y viendo su sonrisa tan iluminada,
¡era ella! ¡era
ella! la que mi caminar cuidaba.
La que peinaba
con paciencia mi cabello rebelde,
la que jugaba
conmigo a ser princesas, a ser mujeres,
¡era ella! de
esas mujeres que todo resuelve.
Secaba mis
lágrimas, curaba mis heridas...
Una extraña
tarde no regresó.
y yo no
comprendí por qué en esa tarde la puerta
ella no abría,
me dejó esos
suspiros al viento,
repitiendo una y
otra vez como la llamaba,
¿quién agarraría
mi mano? ¿quién besaría en las mañanas mi frente?
¿quién me
abrazaría en las tardes? y ahora, ¿quién peinará mi cabello rebelde?,
Dios necesitaba
un ángel, de los que sonríen siempre e iluminan el cielo,
mi mamá
ahora era uno de ellos, yo no lo entendía
pero lo soñaba con anhelo.
Y así pasó, que
de un día para otro mi vida ya no iba en subida,
pues ya no tenía
ese beso en la mañana, ni el abrazo cada tarde
de LA REINA DE
MI VIDA.
Por: @LadyGhostVzla
No hay comentarios.:
Publicar un comentario