sintiendo que mi futuro ya estaba roto,
aún herida intenté saltar tantos muros
y grité con furia defendiendo el de otros.
Cansado ya sentía mi cuerpo
pues el descuido comenzó a dar señales, quedaba sólo el latir de viva esperanza y un ímpetu casi tan profundo como los mares.
Seguía llevando la conciencia por lo real, pero ¿qué era real? y ¿para qué tanto empeño? la debilidad e incertidumbre en heridas de vida y los pasos que ni siquiera podía dar por desespero.
No sabía cómo era el tiempo
pero tenía que echarme a volar,
aunque sentía las alas rotas
y temí perderme en la inmensidad.
Me esperaban tantos días lluviosos
muchos de los cuales no me dejarían ver el camino, quizás se venían algunas otras luchas... pero seguir volando, siempre mi destino.
